La fascia es un tipo de tejido conectivo que rodea y sostiene cada órgano, vaso sanguíneo, hueso, fibra nerviosa y músculo en su lugar. Es un tejido que hace mucho más que proveer estructuras internas pues también es recorrido por nervios permitiendo una mayor sensibilización de la piel.
Aunque la fascia parece una hoja de tejido, en realidad se compone de múltiples capas con líquido en el medio llamado hialuronano. Está diseñado para estirarse a medida que te mueves. Pero hay ciertas cosas que hacen que la fascia se espese y se vuelva pegajosa. Cuando se seca y se aprieta alrededor de los músculos, puede limitar la movilidad y hacer que se desarrollen nudos dolorosos.
Tabla de contenidos
Dolor muscular y rigidez relacionados con fascia
La fascia saludable es lisa, resbaladiza y flexible. Los factores que hacen que la fascia se vuelva gomosa y arrugada (llamada adhesión) incluyen:
- Un estilo de vida de actividad física limitada (muy poco movimiento día tras día)
- Movimiento repetitivos que sobre trabajan solo una parte del cuerpo
- Traumas como cirugía o lesiones
¿Existe un dolor específico en la fascia?
Determinar si el dolor se debe a músculos, articulaciones o fascia puede ser difícil. En general, las lesiones musculares y los problemas articulares se sienten peor cuanto más te mueves. Las adherencias a Fascia tienden a sentirse mejor con el movimiento y también responden bien a la terapia térmica, que ayuda a recuperar la elasticidad del tejido.
Para algunas personas, las adherencias pueden empeorar con el tiempo, haciendo que la fascia comprima y contorsione los músculos que rodea. Esto puede provocar nudos dolorosos en los músculos, llamados puntos de activación. El síndrome de dolor miofascial es una afección en la que esos puntos desencadenantes causan dolor:
- Durante el movimiento
- Cuando se aplica presión
- En partes aparentemente no relacionadas del cuerpo (dolor referido)
El tratamiento se centra en aliviar el dolor y conseguir que la fascia y fibras musculares pasen a un estado de mayor relajación. Las opciones médicas incluyen la administración de analgésicos, tratamientos tópicos con analgésicos con efecto calor, fisioterapia, inyecciones de medicamentos directamente en puntos desencadenantes así como la acupuntura.
¿Cómo mantener la Fascia flexible?
Mantener su fascia saludable tiene muchos beneficios. Te moverás más fácilmente, tendrás mejor rango de movimiento y experimentarás menos dolor. Las cosas que puedes hacer para prevenir problemas de fascia incluyen:
- Moverse más: Además de una rutina de ejercicios consistente pero variada, es importante estar activo durante todo el día. ¿Tienes un trabajo de escritorio? Tómate al menos un descanso de dos minutos cada hora para ponerte de pie y moverse, lo que ayuda a fascia a mantenerse flexible. Considera caminar en reuniones o ponerte de pie y caminar mientras participas en llamadas de conferencia.
- Estirarte regularmente: El estiramiento es esencial para una buena salud. Reduce el riesgo de inflamación y problemas estructurales en el cuerpo.
- Concéntrate en la postura: Desatender tu postura en un escritorio o un teléfono o caminar de una manera incómoda para compensar una lesión puede hacer que la fascia se apriete. Trata de mantener una buena postura mientras estás sentado o de pie.
La mayoría de las personas experimentan músculos tensos de vez en cuando. Pero es importante obtener ayuda para el dolor crónico o severo, que puede ser un signo de una condición de salud grave. Si continúas teniendo dolor a pesar de los esfuerzos para aliviarlo o si el dolor interfiere con el sueño o las actividades diarias, habla con tu médico o especialista en medicina integrativa y del deporte.
¿Por qué ha cobrado tanta importancia este órgano en los últimos años?
La fascia no es un órgano nuevo para la ciencia. Sin embargo, solo recientemente se le ha empezado a dar importancia. Incluso se descartaba en las clases de anatomía por ser considerado “basura” y molestar en los trabajos de disección. Por el hecho de no haber recibido la debida atención por parte de la ciencia, hoy día se considera que este órgano puede aportar nueva información sobre la mecánica del movimiento. Además, en la actualidad, se ha dado inicio a varios estudios sobre sus funciones e implicaciones en enfermedades. A pesar de haber sido el gran olvidado en los estudios sobre el movimiento, sí existen terapias y
tratamientos que tienen como enfoque la sanación de las fascias. Algunos ejemplos son el Rolfing, desarrollado en el siglo XX por Ida Rolf y el método de inducción miofascial. Estas terapias se aplican especialmente sobre atletas y deportistas para mejorar su performance y prevenir lesiones. En las personas mayores los tratamientos para la salud de las fascias tiene
como objetivo mejorar la elasticidad que se va perdiendo con la edad, prevenir o tratar dolores
de espalda, articulares o relacionados con la mecánica del movimiento.
Bibliografía.
Stecco et al. Fascial Disorders: Implications for Treatment (2016).
https://doi.org/10.1016/j.pmrj.2015.06.006